“Fíate sólo de tu propia experiencia”, me aconsejé hace mucho tiempo. Era el único sabio consejo que podía darme entonces. Y fue ahí cuando empezó todo…

17 de febrero de 2012

Ahora o nunca

Todas las mentiras fueron evaporadas.
Solo pureza.
Solo eternidad.

Las almas purgadas, un nuevo aliento ansiaba venir.
Esto acababa de empezar. El control perdido. La situación contaminada de humildad.
Ayer no fue hoy. Y esa premisa nos dio ventaja.
Ventaja para hacer y creer en todo lo que nos esperaba.
Porque…
…hoy es un nuevo día.
…hoy es el día nuevo.
El día de Gloria y el día de la Destrucción.

Sin fin.
Rueda oscuro-clara infinita.
Es el día en que me dieron las notas.
El mismo día en que empecé el instituto por primera vez.
El día en que el más viejo murió… y el más joven nació.
Ahora es el momento.
Ni ayer pudo serlo,
ni mañana lo podrá ser.

El momento que nunca llegó

El viento refresca la espesura, para hacerla comestible.
Y mientras yo, miro…
Miro cómo se transforman las cosas,
cosas que antaño fueron cálidas,
y hoy son grises, áridas y FRÍAS.

Y el momento no llega.
Pero las mutaciones siguen su curso natural.
No levanto la vista a las leyes porque para mí no tienen mucho sentido. Sin embargo respeto a las personas, respeto los momentos efímeros e irrepetiblemente trascendentes.

Aunque…
…esos momentos,
parecen olvidarse
por aquellos que no prestan atención.
O quizá prefirieron olvidar,
para no sufrir.

¿Sufrir por amor?
Por amor no se sufre.
Eso no tiene sentido.
Sentido tiene el camino.
Pero no hay ningún camino.
El camino es el destino.
Y el destino se hacer… al andar.