El sueño me persigue,
tanteándome,
como si estuviera después.
Sangro, lloro,
y Él es mi sombra.
El futuro ha muerto ya,
solo queda el tormentoso pasado de lo presente.
Donde tus mulas caminan a lo ancho,
donde las calles atardecen el ambiente.
Dos personas,
tú y yo.
Dos personas sentadas,
que se dicen adiós.
Porque su presente solo duró
tanto como desde que el silencio calló.
Y sigo soñando,
esperando el cambio.
Siendo paciente,
consciente.
¿Llegaré?
¿A dónde, si se puede saber?
Porque estar estoy (ciego),
y sentido no tengo.