“Fíate sólo de tu propia experiencia”, me aconsejé hace mucho tiempo. Era el único sabio consejo que podía darme entonces. Y fue ahí cuando empezó todo…

27 de junio de 2012

Poesía arrancada del estómago

Caballeros del limbo,
llevaos esta mente encadenada,
pues no merece tal condena,
debe, pues, ser liberada.

Lleváosla a donde quiera que vayáis a ir,
no es de mi correspondencia su destino decidir.

Sin embargo, quisiera haceros un pequeño encargo.
Dádle un cuerpo sin límites,
y un escenario sin trampas;
haced de ella la razón de una vida sin pena.

Ahora he de decir que no se juega con el destino.
Que las cosas son como son,
las libertades aprenden más del mal mayor.

De hecho, lamentaría una vida sin males,
odiaría no haber pasado por doloroses muertes experienciales.
Pues acepto quien soy,
y soy precisamente lo que el dolor ha tallado,
y el cielo ha llorado.

Pero tenía que decirlo,
dejando así constancia de que sigo vivo;
perpetuando el camino que fui llevado sin ninguna alternativa más como opción.
Esperando encontrar la puerta,
que no me saque,
sino que me deje ver la luz al otro lado del tornado.
Tornado que es trance,
trance para mi mente,
que ahora descansa en una clara guerra.

Nacimiento de un incierto y necesario enlace

Quisiera escribir otra cosa,
y en otro momento.
Pero creo que es justo el momento,
y la cosa es la que debe ser.

Sin conexión,
inspiración;
falta de riego,
para enlazar este'océano
con el mar.

En algún momento hay que partir,
y este escrito es punto de inflexión,
entre su pasado
y el futuro que abierto e inescrutable
se antoja a este peón.

Peón de circunstancias,
Peón del firmamento,
que oscuro como la noche,
se aventura a pasear con muy poco conocimiento.

Sin saber qué será,
qué será del ser,
ser que ahora habita,
donde el sol no puede ver.

Sigue siendo pronto,
pero se va haciendo tarde.
Es justo el momento,
que indica el continuum de'ste arte.

Insuficiencia,
tal vez,
pero eso no niega la evidencia...
...de que el paso va haciendo el nacer.
Nacer de la obra,
marchita,
pálida como el desierto,
pero al unísono,
como una idea abierta que no deja de fluir en sonrisas...,
va cantando un puro -por no negarse a ser- florecer.

Negro horizonte,
o quizá gris...
No lo sé,
por ser sincero,
diré que poco sé...