“Fíate sólo de tu propia experiencia”, me aconsejé hace mucho tiempo. Era el único sabio consejo que podía darme entonces. Y fue ahí cuando empezó todo…

28 de agosto de 2012

Extravío en las limpias y puras nubes

Hoy, no sabía si escribir o dibujar. Una hermosa duda, no hay duda. Creo saber quién soy: soy un payaso gracioso que se ríe de su actuación y de la de los demás, pero sobre todo, de la suya, puesto que nadie va a levantar quejas, ¿no?

Quizá solo sea una angustia,
anclada en el pasado;
canción nostálgica,
tanto que entristece,
e impide ver la pureza del ser.

Ser que llora firme como el viento y suave como las plumas de tu almohada al amanecer.
Te amo.
Amo a la vida,
porque es oscuridad y tristeza,
y miedo
a saber,
que en realidad
se trata de un sentimiento sentido en toda la profundidad en la medida en que un sentimiento puede captarse.

Algunos dicen que la iluminación es para unos pocos.
Errar es humano, perseverar; diabólico.
Esta noche saldré a cantar.
A dar la nota.

A hacer el tonto,
el buen actor,
el no-sapiente,
de su Verdadero Rol.

¿Quién soy?

A mis 21 años, y al fin llego a poder plantearme esta pregunta de forma seria y, digámosle, casi espiritual.

Pero lo que ya roza lo trascendental y/o patológico es el hecho de que no tengo ni una jodida idea de cuál es la respuesta. Necesito de una bombilla y quizá también de unas manos que me la sujeten -la bombilla-.

Soy un espectro de vagos recuerdos del ayer?
Soy un alienígena espía del gobierno suizo?
Soy un soliptista con mucha razón de ser?
Soy un cretino egocéntrico que no es capaz de ver qué hay después?
Soy un programa de Matrix, al igual que tú?
Soy un reflejo de lo que tu mente teme o desea?
Soy un atajo del destino para engatusar a la Iglesia Católica?
Soy un homosexual reprimido?
Soy un aspirante al exterminio de la raza humana y, con ello, la creación de un nuevo eslabón de la selección natural, liderado por mí, viviendo en un gran cubo-esférico sin temor alguno por nada, pero con un profundo sentimiento de estar atrapado en su propia mente y así, auto-engañándose constantemente, sabiéndolo solo en pequeños momentos de inmensa lucidez?
¿Soy la mente? ¿Dios? Si existiera Dios, tal vez sería como yo, sinceramente, un tío caótico y sin escrúpulos, amoral hasta rallar lo psico-trascendente, y poeta maldito hasta el perecer de la muerte. El Diablo siempre cogió muchas caras, y es tan buen actor..., que nos hemos tragado su guión romántico desde hace más de 2000 años, y eso que no hubo tampoco demasiado sexo o diversión; más bien fue una represalia abusiva, un acto de un pseudo-nacionalismo de unos pocos que decidieron crear un nuevo eslabón... Entonces, si el Diablo es Dios, según tu razonamiento, ¿what the fucking me quieres decir con esto? Te quiero decir, que tanto el oráculo como Smith, tenían razón, era inevitable. El Destino es inevitable; el verdadero problema reside en la elección, y es, justamente, la confusión en la capacidad de elección el hecho de poder actuar en varias sendas sabiendo que ninguna de ellas tiene un final hermoso, o tal vez, simplemente, la paranoia pueda contigo, como le pasó a ese cancerígeno programa. No obstante, yo, si es que sé algo sobre mí mismo, solo sé que no soy humano, porque si lo fuera, no habría llegado a la conclusión de que en cualquier momento, me puedo tropezar con la tostada de mantequilla que se cayó poco antes al suelo por el lado "equivocado", y caerme, golpearme y morir, y entonces toda la mierda danzante de mi cabecita diminuta, todo ese complejo-complot de mitos y falsas verdades sobre azar y destino, y sobre real e irreal, de poco servirán, ¿no creeis? Ya no seré... nada. Y como decían en el libro de la Nada: "El Tao que puede ser nombrado no es el Tao verdadero".

Así que os abandono desenlazándome con un sutil silencio suave y siseantemente sediento de Humanidad...