“Fíate sólo de tu propia experiencia”, me aconsejé hace mucho tiempo. Era el único sabio consejo que podía darme entonces. Y fue ahí cuando empezó todo…

2 de marzo de 2012

Canto a la libertad

Eh, mira,
estoy en el infierno,
en lo más bajo,
cayendo,
cayendo…

Miramos las desgracias ajenas con distancia,
cuando en cualquier desdichado momento uno puede caer en el infierno.

Hoy son días tristes,
quizá mañana sea peor,
quizá solo sea el inicio,
de un camino hacia la perdición.

Y me estoy perdiendo,
y no quiero encontrarme;
por eso me pierdo,
me pierdo

Quiero que esto sea lo más bajo,
lo más horrible,
un poema sin sentido,
totalmente corrupto.

¿Por qué?
Pues no encuentro una razón para que no lo sea.

[…]

…Pero sé que algo ruge,
un dilema,
poema,
conflicto interno.
Un lugar para el refugio,
de lo siniestro y lo eterno.

Adiós, camino.
He dicho "adiós".
Quiero perderme…
para encontrarme.
Lejos,
muy lejos;
tras toda esta niebla de perdición.

Tengo miedo,
mucho, mucho miedo.
Miedo al futuro,
miedo al presente.
Y no tengo miedo de decirlo.
De decírtelo a ti.
NO…

Quiero ser sincero, puro y sincero.
Sobre todo, humilde.
Para contrarrestar la hipocresía del mundo.
Al menos en este espacio,
este pequeño, y escueto instante.
Quiero eternizar,
aunque sea por un solo segundo infinito en el tiempo.
Que un día creí.
Que un día quise ser puro.
Y verme hacia atrás al leer esto.
Verme reflejado en la espesura de algo que quizá ahora vea feo.

¿Qué es la fealdad?
NO hay rima.
NO hay, ¿verdad?
Solo quiero que esto sea,
un canto a la libertad.