No hay nada tampoco hoy que tenga que decir, o bueno; expresar, mejor dicho.
Dicho de otra manera, que solo escribo para que me leas puesto que tanto te dices aburrir.
Pero no voy a ser tan cruel y perverso como para corromper aún más,
el pétalo que se asoma tras tu velo: Esa clara y sumamente estrecha verdad.
¿Y qué si no somos nadie? El mundo se encargará -la "realidad"- de hacernos pulcros y ver la bondad.
No, el corazón miente porque la mente dice la "verdad". Es la mente quien se engaña en ese enredo de obviedad.
Obvio, esa (tan) falsa y sincera obviedad.
Pero aquí vengo a hablar de lo dulce y de lo tenebroso; de la luz y por viento también de la oscuridad. Fresco calor, podrida VerdaD.
Después de todo, ¿quién fue quien inventó la maldad? ¿Fui yo, o fue Dios a través de mi ilusoria piedad?
No, nada que decir, pues hoy solo vengo a cantar. Tanto aburrirte q no ves mi falsa y puramente retorcida -y por ello podrida- sinceridad.
Esto es, pues, otro canto más hacia mi suciamente puro y corrupto eructo de Verde Verdad, Falsa y Feliz Felicidad. Y no, esto tampoco es un verdadero Final.