“Fíate sólo de tu propia experiencia”, me aconsejé hace mucho tiempo. Era el único sabio consejo que podía darme entonces. Y fue ahí cuando empezó todo…

12 de abril de 2012

Esperanza tras oscuros túneles

No, no recuerdo el momento de dolor.
No creo que importe.

Recuerdo otras cosas.
Hoy, sin embargo, no recuerdo nada.

Sincero recuerdo…

Soy el príncipe que levanta su espada,
hacia ninguna parte.
Que huye de su prisión que es su mente.
Buddha.
Espejos rotos.
Un circuito sin razón de ser.

No puede huir.
Está soldada la armadura que protege e impide la libertad.
Llamemos a la grúa de la bondad.
Esa que se lleva los demonios,
para enterrarlos sin piedad.

Solo cuando los demonios tienen alcance y,
poder,
para levantarse.
Entonces no te queda sino ahogar tus profundos y arcaicos gritos,
depresivos y exaltados…,
…pretenden alcanzar la verdad.
¿Toco tu corazón…,
…tu esencia,
…alma,
…pureza…

Descentremos el episodio,
y asomémoslo por la ruptura de esa grieta de desesperanza,
que parece ser el motor,
que tras la oscuridad,
ostenta temor,
para salvaguardar lo poco que queda…,
…de esa luz,
…de esa gran bondad.

Esperanza.