“Fíate sólo de tu propia experiencia”, me aconsejé hace mucho tiempo. Era el único sabio consejo que podía darme entonces. Y fue ahí cuando empezó todo…

1 de marzo de 2012

Te doy frío para que sientas calor

Mentiras y más mentiras,
ocultan tu verdad.
La Gran Verdad,
de que no hay luz;
no, no hay luz sin oscuridad.

Y así me mezo entre tus tinieblas,
sin querer hacerte despertar.
Es conveniente para mí (ti),
que hagamos a este puzzle difuminar.

Pues entre tanta rama,
entre tanta niebla,
te veo,
en tu magnificencia.

No reclames, pues, más…,
cuando todo siempre obtendrás.

¿Qué serías tú sin mí…
que la vida te repliego con humildad?
¿Qué osarías ante esto decir,
si sabes que no hay mayor verdad
…que la que late en mi corazón,
mi oscuro y tenebroso corazón?

Así, la Gran Verdad espera,
a todo aquel que con respeto la vea.
Y, cuidado con alterar,
el flujo natural:

Cuidado con despertar
y creer sabida la realidad.
Realidad es ilusión,
tanto como ilusión es realidad.

Camino de imprudencia espiritual

Temprano enamoramiento,
temprana amistad,
temprano corazón…
…para quien rebosa de vacuidad


Lento,
como todo lo que de un buen aprendizaje requiere.
Todo lo que lleno de esencia está,
y vació de todo conocimiento espera quedar.


Sin sabiduría,
pero con energía.
Energía vital,
energía de nuestra alma,
llegamos al final.


Y el final nos espera,
con frío,
con calor.
Con sonido,
con esencia,
con su cantar arrollador.


Mas no hay final, hermano;
son todo predicciones sin moral.
El sentido lo buscas tú,
pues yo no se lo voy a dar.

Y así espero aclarar,
que no hay sonido sin músico,
poema sin soñador;
la clave de la vacuidad,
se encuentra (siempre) en tu corazón.