La temible rueda de la verdad

Racionalmente lo puedo entender,
asimilar y sintetizar…

…Lo que no puedo…,

lo que no me puedes

pedir

es que te comprenda

tan bien como tú,

y en tanto que tú lo entiendes.

Pues mente solo hay una,
pero divisiones infinitas,
de un universo,
paralelo a otros tantos.

Aún así percibo,
espero y asumo.
Que la razón es el motor,
el motor del control.
La clave de la vida,
cuando una vida es plena,
para ser vivida.

También sé,
y asumo saber,
que eso es irrelevante,

que yo no sé nada,

comparado con el saber.
Y que poco tengo que decir,
mas necesito expresar,
lo poco que he de concebir.

Y por ello seré breve,
terminando.
Haciéndome ver,
reflejando.
Que mucho es lo indecible,
y paradójico, por tanto,
…que tengo muy poco más que decir.

Aires de primavera ensordecedora

Quiero verte, que me inspiras,
y quiero hacértelo ver.
Quiero que tengas claro,
que siempre eres ahora,
y seguirás siendo,
ser…

Aunque a veces pienso…
Y no soporto que me mires;
la forma,
la posición.
Quizá sea mejor,
matar esta emoción;
abandonar,
romper
esta extraña condición.

Condición que me mueve a ser,
ser lo que tú me inspiras que sea.
Y lo que yo no sé,
no sé si quiero ser…

A veces el valor puede olvidarse,

el sonido de la canción,

la brisa,

el amor.

Pero hay cosas que siempre quedan guardadas.

Como el reflejo de lo que ves,

el reflejo de lo que realmente soy.
Cuando tú me ves.

Salimos diariamente de nuestra sonrisa,
que atenúa y templa nuestro estado,
día a día.

Salgamos de nuestra sonrisa al atardecer.
Cuando el sol se ponga,
y tú ya no estés.

Porque así sabré quién soy,
así sabré que soy.
Pues de vez en cuando lo olvido,
y no quiero necesitarte para recordarlo.


No quiero terminar esto,
y terminar es volver a empezar.
Recomenzar,
re-exigir,
re-esperar,
volver a pensar,
que en cualquier momento me podrás dejar.

Mas sé, como tú bien sabes,
que eso no importa,
que eso solo es ilusión,
que no es el verdadero sonido de la canción.